28 de enero de 2012

Estiro los dedos para alcanzarte, pero ya no puedo ni rozarte. Tú moras en lugares remotos, te escapas, me rehuyes. Eres como una luz sedosa que nunca puede apresarse. Tú allí, lejano, inalcanzable. Y yo siguiendo tu estela en vano. Todo estuvo en nuestras manos: el placer, el cariño, la ilusión. Dos manos entrelazadas. Dos bocas que se funden. Dos sueños hechos realidad. ¿Era esto amor?, pregunto. La soledad no sabe responderme. La soledad calla y me ignora. Fuimos tú y yo, partes de un todo.  Ya no te tengo y me pregunto: ¿Fue amor? ¿El amor es esto? Un vivir muriendo, una locura inexplicable, un desangrarse sin el otro...